La profesora de artes visuales Lilith Rodríguez es parte de la Red de Cineclubes Escolares desde 2022. El año pasado pudo integrar en sus clases de Tecnología la metodología de cineclub para estudiantes de segundo medio. “Me empecé a preguntar cómo lo haría porque es un ramo muy ambiguo y en general no es muy apreciado, no se trabajan cosas que a los estudiantes les interese. Me puse a buscar estrategias para que ellos conectaran con la tecnología a través de cosas que ellos conocen”, recuerda la profesora.
Así, comenzó por lo más simple: lograr que sus alumnos conocieran los dispositivos relacionados a la realización cinematográfica: “les hice construir herramientas del cine como cámaras, claquetas, videocasetes, incluso hicieron estatuillas de los premios Oscar, todo con materiales al alcance de ellos”, dice Lilith.
La ambición original de la docente era desarrollar la estrategia de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), en torno a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile. Para eso, hizo un trabajo progresivo en su asignatura que terminó en la creación de cortometrajes en equipo, en la asignatura de Lenguaje los estudiantes trabajaron el guion, en Historia el contexto del tema, en inglés los subtítulos de cada corto y en tecnología la visualidad.
“Partimos con fotografía porque es muy importante para entender los ángulos, encuadre y movimientos de cámara, luego con el desarrollo de un nanometraje para terminar con los cortos”, cuenta la profesora, agregando que “el desafío era no incluir violencia ni morbo en la representación del tema, también costó adaptarse al formato cinematográfico porque los chicos y chicas están muy acostumbrados a la verticalidad de redes sociales”.
Los estudiantes pudieron experimentar con su creatividad, algunos utilizaron la animación, otros la música, el documental, archivo, e incluso nuevas tecnologías como el videojuego Roblox para crear sus cortometrajes. “El cine y lo audiovisual son herramientas super importantes en la formación escolar porque los estudiantes son visuales, pero están acostumbrados a ver y no a analizar, hay que guiarlos en trabajar lo audiovisual porque les permite abrir su mundo, conocer que hay distintas perspectivas para contar una misma historia, y también aprenden que pueden expresar sus propias historias, trabajar con imágenes lo que ellos viven y lo que ven”, reflexiona Lilith.
En 2024, además de implementar el cine en sus clases de tecnología, el liceo le permitió a Lilith implementar un cineclub extraprogramático con 2 horas pedagógicas: “Este año quiero repetir el ejercicio, pero enfocándonos en identidad y territorio, ya que muchos estudiantes son migrantes. En el cineclub espero tener el tiempo para hacer ciclos de cine, ver y analizar películas, y evaluar la factibilidad de que los chicos puedan hacer sus propias creaciones”, sostiene la docente.
“Es fundamental que los profesores puedan acceder a esta herramienta, porque todos aprendemos de todos. Es muy importante que los profesores, además de facilitadores e instructores, pueden aprender de las y los estudiantes, yo misma aprendo mucho de ellos. En educación artística y a través del cine se puede validar especialmente las habilidades de los chicos”, concluye Lilith.
