Valeria Silva, profesora de lengua y literatura en el Colegio Los Conquistadores de Valdivia, es parte del Programa Escuela al Cine desde 2021. Desde ahí, ha reflexionado junto a sus estudiantes sobre la imagen en movimiento, sus orígenes, lenguaje y cómo usar lo audiovisual de forma responsable.
Valeria, quien lleva 10 años en el aula, encontró en el cine una forma de ampliar las habilidades de sus alumnos más allá de lo tradicionalmente abordado en el currículo. «El programa de lenguaje y comunicación desarrolla algunas habilidades que se pueden abordar también a través del cine», comenta Silva.
El taller se diseñó considerando los objetivos de aprendizaje de la asignatura de lengua y literatura. «Busqué una instancia ad hoc y lo ligué a los objetivos de aprendizaje de lenguaje», afirma la docente. Los estudiantes no solo ampliaron su visión de mundo a través del cine, sino que también desarrollaron habilidades de conversación, debate y argumentación, al tiempo que reflexionaron sobre el poder del lenguaje audiovisual como instrumento de manifestación social.
El cineclub, enmarcado dentro de su asignatura, se convirtió en una rutina semanal para los estudiantes de primero medio. «Los martes dedicábamos una clase al cine. Los estudiantes estaban acostumbrados y dispuestos a cambiar el switch de la clase de lenguaje, de la lectura al audiovisual», explica la profesora.
Valeria destaca que el taller comenzó como un ejercicio experimental, creando sus propios dispositivos como zoótropos, taumatropos y cámaras estenopeicas, para luego progresar hacia el análisis del lenguaje cinematográfico, apreciación y creación de cortometrajes.
“Fue todo muy artesanal, los estudiantes armaron sus cajas estenopeicas y nuestros lienzos fueron hojas de oficios bien tensadas. No pudimos hacer el revelado de las fotos, pero quedaron asombrados al ver cómo se invertía la imagen para quedar plasmada”, recuerda Valeria.
Luego, el trabajo avanzó desde la comprensión de la imagen estática a la imagen en movimiento. Los estudiantes aprendieron sobre los tipos de plano y realizaron ejercicios prácticos que aplicaron de inmediato, utilizando sus teléfonos para la edición. «Fue darle un nombre técnico a las cosas que ellos ya saben hacer», menciona la profesora.
Los primeros medios vieron el documental Algo está pasando (Tomás Alzamora, 2019), lo que sirvió de inspiración para sus trabajos en grupo. Los cortometrajes realizados durante el taller abordaron problemáticas sociales presentes en el entorno de los estudiantes, quienes tuvieron total libertad para elegir si su pieza era documental o ficción. A través de la creatividad y el humor, los alumnos plasmaron estas realidades en sus producciones audiovisuales.
Para terminar el ciclo, en el taller de cine se llevó a cabo un concurso interno, donde los propios estudiantes eligieron las mejores piezas para ser mostradas a sus compañeros. Esto permitió que tuvieran una experiencia de retroalimentación y conversación sobre sus trabajos y fuentes de inspiración.
Para Valeria, el taller de cine no solo brinda a los estudiantes conocimientos técnicos, sino que también los hace conscientes de lo que ven y producen en un mundo saturado de imágenes en movimiento. «Toman conciencia de lo que muestran y cómo lo muestran. Entienden que es una herramienta súper poderosa porque estamos en un mundo donde todo es audiovisual. Todo lo que consumen y producen es público en redes sociales, por lo que este taller los ayuda a ser responsables en ese sentido», concluye la profesora.
El cineclub del Colegio Los Conquistadores es una muestra de cómo el cine puede despertar el interés de los estudiantes por el espacio que habitan, ampliar su visión del mundo y fomentar su capacidad creativa y crítica, promoviendo una educación más inclusiva y en sintonía con los intereses y habilidades de las nuevas generaciones.
