En la Escuela Básica de Colín, región del Maule, el taller de cine nació en 2022 a cargo del realizador audiovisual Claudio Soto. Desde su incorporación a la Red de Cineclubes Escolares del Programa Escuela al Cine en 2023, Claudio ha guiado la creación de diversos proyectos cinematográficos, destacando el premiado cortometraje No más agrotóxicos, realizado por las estudiantes de octavo básico Karina Gutiérrez, Celina Ayala, Martina Mendoza y Paz Muñoz durante el año pasado.
Este cortometraje, que aborda el uso e impacto de pesticidas en la localidad, ganó la categoría Territorios en el Festival de Cine Raúl Ruiz, premio que se tradujo en una cámara para la escuela. «Una de las mamás de las niñas era trabajadora agrícola y era cercana a la problemática. Así nació la idea, conversando, vimos como referencia el documental Mal vecino y luego las chicas empezaron a trabajar», relata Claudio.
La participación y éxito en este festival motivaron a las estudiantes tanto como el hecho de crear sus propios cortometrajes: “Hicimos un visionado con apoderados del documental y ellas organizaron todo, presentaron el corto también, se volvieron muy seguras después de haber realizado el trabajo. A muchos les pasa eso creando, un estudiante de PIE fue protagonista de un corto y fue muy gratificante para él, no se lo esperaba y pude ver que disfrutó la experiencia”, dice el profesor.
El cineclub de la Escuela Básica de Colín funciona con apreciación y creación cinematográfica. «Partimos desde lo lúdico, mostrando cómo se da el fenómeno del cine a través de artefactos como el taumatropo y otros dispositivos previos a su invención», explica Claudio. Para los estudiantes más jóvenes, las actividades incluyen stop motion y lluvia de ideas, mientras que los mayores exploran géneros cinematográficos y realizan análisis críticos de películas chilenas.
“Hemos visto el cine de Claudia Huaiquimilla y algunos extractos de películas como Largo viaje. También vimos Cien niños esperando un tren, les llamó mucho la atención que fuera sobre un taller de cine y resultara una experiencia tan similar a la suya, pero en una época y contextos distintos” dice Claudio sobre la respuesta de sus estudiantes al cine chileno, agregando que “hay opiniones diversas, depende mucho del género y qué tan cercana es la historia para ellos”.
El contexto para ver películas también influye en la percepción de los estudiantes: “Cuando salíamos a Talca a ver estrenos del Programa eran super receptivos, ya desde la salida cambia la actitud, además nosotros hacíamos siempre una actividad relacionada al visionado”. Fueron a ver títulos como Mi país imaginario o Fiebre. Claudio comenta que, sobre la última “les llamó mucho la atención que animaran tantas texturas distintas, les abrió las expectativas porque lo habíamos hecho solo con plasticina y papeles”.
Claudio enfatiza la importancia de adaptar las actividades según las edades y los intereses de los estudiantes. «Con los más pequeños nunca hay límites al momento de crear. Cuando crecen, hay más pudores y restricciones, pero opciones como la animación o el documental les permiten expresar sus ideas sin estar frente a la cámara».
«Mi intención al generar el espacio de cineclub era que las y los estudiantes expresaran su mundo interior. Sorprende cómo en la Red generamos estos efectos, logrando que aprendan a trabajar en equipo, confiar en el otro y en sí mismos y responder a problemas desde la comunidad que se forma en un cineclub, muy diferente a cómo funciona la industria cinematográfica”, concluye.
