“En muchos casos, el único acercamiento que los estudiantes tienen con el arte es a través del Liceo, yendo al colegio” dice Julio Lagos, profesor de artes visuales del Liceo Maximiliano Salas Marchán de Los Andes. Julio imparte clases a estudiantes de 7º básico a 2º medio, además del diferenciado de Artes visuales, audiovisuales y multimediales para 3º y 4º medios.
En un lugar donde la oferta cultural es escasa, el papel de la educación en promover el arte y la cultura es crucial. En sus clases, Julio trabaja constantemente la creación cinematográfica y la apreciación de cine chileno: “El cine permite darse el tiempo para observar, es un aporte para la educación porque las y los chicos tienen que aprender eso, entender y apreciar las cosas que ven», explica.
Hace 11 años Julio pertenece al Liceo, en el que partió con la asignatura de Video para 3º medio hasta lo que son hoy. “Partimos con minutos Lumière, después cine silente: buscamos cuatro locaciones para hacer cortos de 3 minutos para lograr que el mensaje se entienda solo con la comunicación no verbal», explica el docente agregando que “hacemos el paralelo de los inicios del cine en el mundo y el minuto Lumière con Paseo a Playa Ancha (1903), que es el registro con esta técnica más antiguo que se puede ver en Chile”
La metodología de trabajo en el cineclub es integral y práctica. Julio destaca la importancia de empezar por lo básico y avanzar hacia proyectos más complejos: «Después profundizamos en composición, sonido, color, puesta en escena, guion. Espero que veamos pronto el documental, que es lo que más potencio con los estudiantes».
Este enfoque ha permitido a los estudiantes no solo aprender sobre cine, sino también explorar sus propias realidades para lograr comunicarlas a cualquier persona. El aspecto social es un pilar del cineclub: «Siempre trato de insistir con trabajar en el tema social, las problemáticas juveniles, que hablen de ellos mismos también», comenta el profesor. Trabajos que abordan aspectos y personajes cotidianos de los estudiantes, como el cortometraje documental «David y Daniel» (2017), han ganado múltiples premios en festivales de cine escolar.
La educación de la mirada es una de las principales enseñanzas que Julio busca inculcar en sus estudiantes. «El cine permite agudizar la mirada, hoy todo es audiovisual, los contenidos son muy rápidos y se pierde esa apreciación. Esta expresión también les sirve para mostrar quizás algo que quieran decir, un desahogo, la mayoría de ellos son tímidos”, dice el profesor.
En 2018 y por un par de años, Julio junto a sus estudiantes levantó el Festival internacional de Cine Escolar Yo Veo, algo que esperan retomar próximamente: “Queremos reanudar el festival pronto. Los estudiantes están muy motivados con trabajar y realizar cortometrajes. Tenemos la meta de comunicar nuestro mensaje y participar en instancias internacionales, queremos que nuestras obras se entiendan en cualquier parte del mundo. Suena descabellado, pero lo estamos intentando”, concluye el docente.