Para la profesora Paulina Oliva, su visión de la vinculación entre el cine y la pedagogía ha cambiado radicalmente desde que se unió al Programa Escuela al Cine, en 2022: «Antes de entrar a la Red de Cineclubes Escolares, el cine era un complemento para apoyar un contenido de la clase. Ahora lo trabajo relacionando siempre la libertad y creatividad de los y las estudiantes», comenta.
Paulina es profesora del Colegio San Cristóbal en Los Muermos, región de Los Lagos. Desde el año pasado trabaja con alumnos de tercero y cuarto medio en el electivo de escritura y lectura especializada y, desde ahí, ha podido hacer actividades de apreciación y creación cinematográfica.
“El cine logra desarrollar un pensamiento crítico relacionado a mi área de la filosofía, pero también ayuda a la redacción, observación, apreciación y por sobre todo algo que falta mucho, que es la opinión personal y aprender a plantearla libremente. Empezamos por algo tan sencillo como ‘me gusta o no’ y luego vamos elaborando respuestas más acabadas”, dice Paulina.
Sobre la creación, la docente enfatiza en que es un proceso que va aprendiendo junto a sus estudiantes, y que su principal objetivo es lograr que alumnos más grandes puedan transmitir sus conocimientos a cursos más pequeños.
“En el taller de literatura del año pasado hicimos unos cortometrajes basados en cuentos o kamishibai (técnica japonesa de contar historias con imagen y texto), el objetivo siempre fueron las infancias, por lo que fuimos a la biblioteca del colegio a buscar esas historias. Fue algo sumamente experimental porque para mí también era algo nuevo, exploramos formas de crear y editar. Trabajamos con los sonidos también, tuvieron que por lo menos crear tres sonidos, lluvias, pasos o cosas así”, recuerda la docente.
En junio de este año, Paulina tuvo la oportunidad de participar en el Encuentro de profesores de la zona sur organizado por el Programa Escuela al cine. Uno de los talleres que se realizó en el evento fue un laboratorio intensivo de guion a cargo de la guionista Alejandra Moffat. La actividad central consistió en elaborar cuadernillos de exploración: cortar y doblar una hoja de oficio para transformarla en “un libro” y luego usarlo de bitácora para anotar diversos pensamientos, como el trayecto de la casa a la escuela, olores que evoquen recuerdos o sonidos que se escuchan en una casa, todo con el objetivo de estimular la creatividad y la sensibilidad para contar historias.
Paulina se atrevió este semestre a realizar la actividad con sus estudiantes: «le recalqué a los chicos y chicas que es una forma super experimental hasta para mí de trabajar, es un proceso muy enriquecedor porque aprendemos juntos y les manifiesto siempre eso, aunque estén esperando la instrucción de las cosas”.
“Nos dimos cuenta de que todos podíamos recordar momentos y crear historias a través de elementos básicos del diario vivir, instancias dignas de documentar” dice la profesora, agregando que “es un desafío, pero tanto ellos como yo lo hemos disfrutado mucho. En este electivo estábamos repasando las normas APA para citar, pero con esta actividad rompimos todas las estructuras y nos enfocamos solo en lo que queremos comunicar y crear”.
Como actividad de evaluación, Paulina está aprovechando el Manual de creación cinematográfica para repasar la composición de una imagen, tipos de planos y ángulos, con el fin de hacer una fotonovela. “En base al libro La sonrisa de Mandela, los estudiantes tienen que aprender a contar con imágenes una historia de la biografía que quieran capturar”, relata la docente.
Su objetivo, como siempre, es lograr que estos conocimientos lleguen a los estudiantes más jóvenes: “Ahora tengo ganas de llevar todo lo que estamos haciendo al segundo ciclo de enseñanza básica, que los mismos alumnos les enseñen a otros lo que estamos aprendiendo ahora”, proyecta Paulina.
