La profesora de Artes Visuales Lenka Suárez está implementando por primera vez un cineclub para estudiantes de 4° básico. Llevaba años trabajando con alumnos de sexto, el último nivel de la Escuela básica José Joaquín Pérez de Quinta Normal, pero este año quiso hacer un cambio.
“Yo partí con ellos enseñándoles prehistoria e historia del arte y me fui dando cuenta de que los chicos eran muy comprometidos con sus trabajos. Les propuse el taller y trabajar una historia que ellos quisieran de la manera en que se la imaginaran”, comenta Lenka.
La docente cuenta con el total apoyo de la directiva del establecimiento para ejecutar su cineclub. La biblioteca, que es el espacio que el grupo ocupa, está equipada con persianas oscuras, proyector, telón y parlante, además de cámara, tascam, micrófono de caña, y la gran atracción del taller: dos cromas o pantallas verdes.
En una visita del Programa Escuela al Cine al taller, los alumnos de Lenka pudieron demostrar lo que aprendieron durante el año sobre esta herramienta: “es verde porque es el color que menos se usa en la ropa”, dijo Rafaela, Esai agregó que “no debe tener arrugas porque se notaría al seleccionar la opción de eliminar verde en la edición”.
A los y las estudiantes se les ocurrió crear la historia de un circo, por lo que comenzaron a trabajar en sus historias aprovechando las posibilidades del croma. Magos, payasos, una domadora de leones y un número musical son parte de los ocho actos creados para este cortometraje.
Al ser la primera vez que tienen contacto con una producción cinematográfica, el grupo fue rotando los principales oficios, cámara, sonido y actuación. “A mí me gusta la cámara por los movimientos y porque tiene hartos botones”, dijo Isidora, mientras que Keylee se inclina más por el sonido: “se me da muy fácil, al principio me dejó un poquito aturdida la tascam porque no sabía cómo usarla y sonaba muy fuerte, pero me tomó como un día adaptarme”
“A mí me gustó actuar porque el papel que me tocó a mí combina muy bien con mi estilo”, comentó Matías que fue el ventrílocuo del circo. En la visita del Programa, los estudiantes también comentaron sobre lo que les produce verse en una pantalla grande. “Me siento feliz y a la vez vergüenza, me río de mí”, señaló Omar; “yo creo que a todos nos da vergüenza, pero es algo normal y debemos sentirnos orgullosos porque nos vemos super bien y todo salió bien”, opinó Ángela.
Los estudiantes vieron por primera vez algunos de los actos que filmaron ya editados por la profesora, y llegaron a la conclusión que la vergüenza es el temor a que se rían de lo que uno hace, por lo que terminaron viendo los avances con respeto y sin reírse.
“Aprenden muy rápido y además, ya vienen con una introducción al lenguaje cinematográfico, aprenden de cine desde YouTube y de TikTok van aprendiendo la noción de montaje. Incluso a mí me enseñaron el concepto de la cuarta pared”, dice orgullosa la profesora, que ya prepara para el próximo año las actividades del cineclub: la experimentación con el stop motion y los dibujos animados.