8M: Juventud, mujeres, historia y documental

“Luego de salir del taller me puse a pensar en el lenguaje del cine y cómo transmitimos las historias. En mi comunidad, la historia la transmiten las mujeres, las recetas de las comidas, cómo cuidar los huertos. Lo que me enseña mi mamá, se lo enseñó su abuela, así vamos comprendiendo y enfrentando la vida”.

En junio de 2020, Antonella Garrido, en ese tiempo estudiante de cuarto medio del Liceo Polivalente Juvenal Hernández Jaque de El Carmen, participó del primer taller de Documental Autobiográfico y a partir de ahí, su relación con el cine se volvió mucho más personal y colectiva a la vez.

En una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo quisimos saber cómo ven y se acercan al cine mujeres jóvenes que pasaron por el taller, en qué coinciden sus experiencias y qué las hace únicas.

La importancia del registro autobiográfico

Siguiendo la idea del traspaso de aprendizaje, un hábito que Antonella adoptó luego de cursar el taller fue filmar distintos momentos de su vida para guardar el registro. “Quedé con la manía de guardar los momentos de alguna manera, registrar todo, los guardo para mí pensando que los voy a usar para crear otra cosa. Decidí grabar cuando fui a la universidad a matricularme por primera vez y también me grabo mientras cocino. Luego reviso los videos y las fotos y recuerdo cómo me sentía en ese momento”, reflexiona Antonella.

“He hecho videos más personales y minutos Lumière, que me gusta mucho. Me gusta representar a las personas, las calles, mis gatos, Es algo personal, pero espero en un futuro publicarlos, atreverme”, dice Constanza Tolosa, quien fue parte del cineclub del Colegio Don Enrique Alvear de Cerro Navia y también pasó por el taller.

Lo mismo le pasó a Macarena Contreras, exestudiante del Colegio María Reina de Iquique: “Si viajo voy haciendo pequeños videos de los lugares donde voy pasando, por ejemplo, si voy al aeropuerto grabo un clip del avión llegando, yo recogiendo mi maleta, luego lo armo y lo guardo. De cierta manera es guardar recuerdos o mi vida en pequeños videos, es como si fuera un historial de archivos que quiero guardar para toda la vida. Hacer documentales de ti misma para ti misma”.

Para Macarena, además, el paso por el taller fue el motivo para decidir estudiar comunicación audiovisual. Igual que Sofía Godoy, quien estuvo en el taller mientras era estudiante del Colegio Fernández León de San Antonio, y ahora está en segundo año de la carrera de Cine de la Universidad de Valparaíso. “Después de la primera clase que tuve bajé super emocionada y le dije a mi familia ‘quiero estudiar cine’”, recuerda Sofía.

Antonella también usó su experiencia para decidir su futuro profesional, el visionado de documentales chilenos influyó en su opción de estudiar derecho: “Después del taller me dediqué a ver más documental, harto chileno. Vi cosas que hablan de los niños del Sename, cosas recientes de los últimos años. No es que haya necesitado eso para darme cuenta, porque también son experiencias vitales que tiene cada persona, fue lo que vi yo y lo que veo de otras personas. Lo que vi en esos documentales eran puntos de vista de otras personas, a veces equipos grandes y otros muy reducidos. Eso reafirmó mi decisión, el mundo es muy feo, sería mucho más bonito con verdad y justicia. Este es el camino que tengo que tomar y la carrera que me puede ayudar.”

Al trabajar el ejercicio autobiográfico del taller de documental, Valeria Cuevas, también exestudiante del Colegio Don Enrique Alvear, se dio cuenta de que podía ser una voz que visibilizara a la población discapacitada desde su propio punto de vista y hoy colabora con el colectivo Tremendas: “Cuando se dio esta oportunidad me puse a pensar en una realidad personal que no me cuesta tanto mostrar, la voy a mostrar de forma chistosa porque generalmente se habla de discapacidad con pena. Gracias a la creación de ese documental se me prendió la chispa para ver otras organizaciones donde visualizar esto.”

Mujeres en la pantalla grande

Además de abrazar la apreciación y creación cinematográfica en sus vidas, las exparticipantes del Taller de documental también han reflexionado en torno a la producción de la industria del cine. Viendo cine chileno o hecho por mujeres, coinciden en que la representación y trabajo femenino en el rubro han avanzado y aún les espera un largo camino.

“En el cineclub vi muchas películas chilenas hechas por mujeres muy buenas, no solo El agente topo, Lina de Lima también que es sobre una mujer empoderada y no se limita a ser tradicional, sale disfruta, tiene obligaciones, pero se da tiempo para ella. He visto que muchas mujeres han sido olvidadas, lo mismo pasa con las películas de Disney, se ve que la mujer necesita al príncipe para ser salvadas, es un orgullo ver que eso está cambiando”, dice Constanza.

Antonella distingue también el activismo de directoras de cine chilenas: “Marialy Rivas la encontré en el camino y me inspiró mucho, sus películas y su vida personal. Siento que separo a veces la vida personal de los famosos, pero a veces se juntan y te das cuenta de que es potente lo que hay atrás, lo que trataron de transmitir. Me imagino que la gente que hace cine piensa mucho en lo que va a transmitir a raíz de su vida.”

Sofía consume cine de todo tipo, pero desde el punto de vista de la realización, prefiere relatos íntimos centrados en el mundo femenino: “Dirigí un cortometraje que se llama El silencio de Dios, que habla sobre una mujer que se cuestiona su relación con la fe y sus enseñanzas luego de la muerte de su mejor amiga. Siempre fue intención que la protagonista fuera mujer, que el equipo realizador fuera solo de mujeres, que este personaje tuviera un poco de cada una de nosotras.”

“Por lo general en el cine participan más mujeres que hombres”, piensa Valeria, mientras que Macarena piensa que la presencia de las mujeres es fundamental en el cine. “Ayuda a visibilizar muchos problemas y abre distintos puntos de vista”, comenta de las películas y series que disfruta.

En el Programa Escuela al Cine velamos día a día por visibilizar los puntos de vista de niños, niñas y jóvenes. Sus inquietudes, expresiones e identidades son imprescindibles para el futuro, desarrollo social, político y cultural de Chile.

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